
Tendemos a desconfiar increíblemente de nuestras percepciones cuando ya son pasado y no se ven confirmadas ni ratificadas desde fuera por nadie, renegamos de nuestra memoria a veces y acabamos por contarnos inexactas versiones de lo que presenciamos, no nos fiamos como testigos ni de nosotros mismos.
Source: Tu rostro mañana, 1. Fiebre y lanza [Your Face Tomorrow, Vol. 1: Fever and Spear] (2002), p. 140